En vida hemos de apropiarnos de las horas: recreamos la hora del té, la del trabajo o el descanso, la de dormir o de despertar. Llegada la muerte, todas las horas son válidas. En esta ocasión fueron las 18 horas y 08 minutos, del 14 de octubre de 2021.
Desencajada la mandíbula
uno tras otro
y sin nocturno bruxismo
botará sus dientes.
Extensos arcos
entre las clavículas
resguardarán vacíos
anunciarán
de la carne joven
su olvido.
Blanquearán los palatinos
por los versos
jamás recitados
pesará la lengua.
Ocres fluidos
eternizarán el lecho
¡humedad final!
¡Desacostumbrarse a la presencia!
Querrán los vivos.
En una inédita velada se reunirán lágrimas y chanzas. La palabra y el recuerdo triunfarán a la hora del café.
A don Jorge, Q.E.P.D.
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