Habían pasado ocho meses desde que ella le propuso matrimonio: amor eterno como en la voz rugosa de Rocío Dúrcal; como la promesa que las gaviotas, aleteando, elevan al viento y a la mar; como la flor que ya serena sobre el pecho del difunto, se obliga a marchitarse sin conocer otro cuerpo. Ocho meses atrás, en la Playa del Muerto, a unas cuantas horas de Macondo, ella, en contra de todo pronóstico machista, le propuso matrimonio a él. Ese día no hubo alguien más feliz sobre la playa, no hubo más encanto que aquel que brilló en los ojos de ellos dos; a los cocos en el palmar se les encresparon los pelos cuando la escucharon decir: ¡Tonto, cásate conmigo! Y ante la dicha, hecha pregunta, el tonto no pudo más que aceptar: celebró entre palenqueras, champeta, pescado y, cómo no, con el beso tibio y salado de su amada. Dos días antes de la boda, con la angustia que traen los planes no consumados, consideraron no casarse, pues ella llevaba ya catorce días habitada por “un nuevo amant...
Nació en Itagüí (Antioquia) en 1992. Creció en el constante tránsito entre los barrios 20 de Julio y El Socorro, donde fue provocado, por vez primera, entre grafitis y balaceras, su pensamiento literario. Es antropólogo de la Universidad de Antioquia y profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana. Autor del poemario "La dicha y después de ella".