Al final, decidió tomar un taxi. Soñaba, no transportarse, que lo transportaran. Que lo condujeran, no conducir. Sentir la brisa anhelada por todo can ante la ventana trasera de un auto. Que lo condujeran y no sentir terror por los guardias, dolor ajeno por los baches, ni angustia por los trancones. Mejor un taxi, para que las responsabilidades y las culpas las asumiera otro. Quizá un ex-presidiario o un ex-marinero a quien las olas le despreciaron... tal vez un jovencito que para su ocio y laburo no tiene más que el Mazda 323, modelo 1992, de su malgastado padre... en el mejor de los casos, un ejemplar padre de familia que desde hace veinte años no ha hecho sino conducir -a otros- y que con callos en la espalda y la mano izquierda en abundancia bronceada, ya no sabe a dónde conducirse. Mejor tomar un taxi , se insistía a sí mismo. Creyó estar vestido para la noche: de negro, como para tomar un taxi sin sentir temor, mejor, causándolo. Convencido, además, que de la juntura d...
Nació en Itagüí (Antioquia) en 1992. Creció en el constante tránsito entre los barrios 20 de Julio y El Socorro, donde fue provocado, por vez primera, entre grafitis y balaceras, su pensamiento literario. Es antropólogo de la Universidad de Antioquia y profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana. Autor del poemario "La dicha y después de ella".